Entrevista con Carolina Gaitán Montoya

 

 

 

 

 

 

 

 

Cofundador de La Cortesana, marca de ropa femenina, especializada en noche y ocasiones especiales. Preocupada desde el principio por desarrollar un entorno que ayude y potencie a todos aquellos que forman parte de la producción de prendas de vestir. Después de algunos años y con una importante experiencia dentro de la producción textil, fundó en 2015 La Cortesana Textil Coworking. Es un proyecto innovador, especializado en diseño, moda y textil donde pudieron resolver la mayoría de los problemas del sector. Este espacio se encuentra dentro del Centro Metropolitano de Diseño del Gobierno Argentino, por su alto grado de innovación e impacto social.

 

 

¿Para empezar, podrías presentar un poco a La Cortesana para nuestros lectores?

La Cortesana es un Coworking Textil, es un espacio de trabajo en cooperación donde unimos en un mismo espacio especialistas y profesionales del sector. Es un espacio donde el principal servicio que se ofrece es el alquiler de máquinas y utensilios para la confección. Se puede alquilar no solo el espacio sino también profesionales que lleven a cabo lo que necesitas. También tenemos asesorias, consultorías, cursos personalizados.

Toda la comunicación, el aprendizaje, la actividad y la vinculación de profesionales en un espacio donde todo está a los ojos de todos y aprendemos y nos desarrollamos desde un lugar abierto.

 

La Cortesana es el primer Coworking Textil del mundo. ¿Así que no tienes ninguna competencia directa?

Ahora no. Pero hace un mes, vino una chica que conocía el proyecto y abrió uno también en otra ciudad, en Rosario, un modelo más chiquito, vino a conocerme. Ahora veo que en Argentina se está empezando a replicar de otra manera y en otros medios. Pero me alegra, no veo eso como algo feo. Me alegra que la gente quiera ayudar a más personas, porque de eso finalmente se trata.

 

¿Cuáles son las ventajas para un emprendedor que quiere lanzar su marca de ropa, de trabajar en tu coworking textil, en vez de en un coworking más estándar?

En realidad, nosotros encontramos que gracias a la comunicación que tenemos de los profesionales, los productos salen en un día, o salen en dos días, o en una semana. Y afuera, un emprendedor si quiere llevar a cabo por lo menos una prenda tiene que primero ir a un modelista, después ir a un muestrista, ver si todo queda bien. Si hay algún error, habrá que volver al modelista, así que puede tomar entre uno y tres meses para tener su primer prototipo. Y aparte, es muy lejos un lugar del otro. Nosotros, gracias a nuestro modelo, nos convertimos en una plataforma de emprendedores textiles porque el emprendedor tiene su producto en un día y ya puede darse cuenta si quedó bien o si quedó mal, y tiene uno producto listo para vender.

Todas las personas que hacen parte del coworking son profesionales y especialistas de lo que llevan a cabo. Por eso digamos: hacer las cosas con nosotros es estar tranquilos de que está en manos de profesionales que hacen todo lo que pueden para que el producto sea impecable. Entonces para el emprendedor es muchísimo mejor, es una ventaja enorme de tener su producto a tiempo y después tener un producto que sea como lo pensaba. Porque obvio lo hicieron profesionales.

Por suerte vienen todo tipos de personas. El sector de creación de marcas es un emprendimiento que puede ser llevado a cabo por cualquier persona que quiere hacer una marca. Vienen desde arquitectos o médicos y diseñadores también. No hay límites y nosotros no imponemos requisitos.

 

¿De dónde sacaste la idea de La Cortesana? ¿Y hace cuanto tiempo sos emprendedora?

Yo co-creé La Cortesana. Es en principio, una marca de diseño para mujeres. Nosotros creamos la marca en 2010.  Nos encontramos con un sector que era así cómo lo viven todos los emprendedores. Es difícil, la gente no se compromete, no son responsables y hay mucha esclavitud textil, mucha clandestinidad y muy poca gente que pueda brindarte un servicio profesional. Así abrimos y cerramos tres locales, invertimos toda nuestra energía, tiempo, y dinero en la marca. Y en realidad, con la necesidad de que la marca sobreviva, empezamos a ofrecer servicios de producción para otras marcas . Porque después de vivir todas estas malas cosas, yo quise tener mi taller propio y pensamos en optimizar el taller ofreciendo también nuestros servicios a otras marcas.

Quise profesionalizarme un poco más y realice un curso de armado de taller. Y en este curso en realidad, me di cuenta de que el 80% de las chicas que iban eran mujeres con problemas familiares, violencia de género, varias problemáticas y el otro 20% eran estudiantes, emprendedoras. Pero a pesar de eso todas teníamos en el fondo las mismas problemáticas dentro del sector. Y como conclusión de este curso desarrollé este modelo de negocio que nos ayudaba a todas, sin importar nuestras diferencias.

El boom del coworking era para mí una cosa súper interesante, fui a conocerlos y pensé que era lo que necesitábamos. Un espacio como un taller donde vendría la gente a trabajar con prestaciones de servicios para comunicar de una manera más fácil y más eficiente a todos. Y así fue como lo creé hace dos años. Y hace 2 años que somos parte del Centro Metropolitano de Diseño.

 

¿La mayoría de los emprendedores que trabajan acá son mujeres, no?

No, ¡hombres también! Jóvenes, Madres y padres cabeza de familia. Los emprendedores también son un público mixto.

 

Entonces, tenés tu propia marca al lado de este espacio de coworking textil.  ¿No es difícil manejar los dos?

No es dificil, la marca es un cliente más del espacio. Tienen el mismo nombre porque en realidad nació una de la otra. Creo que con el tiempo, de hecho, va a fortalecerse más porque nos vamos a poder abrir y hacer otros productos. En el espacio puedo ofrecer mi marca y la gente va a saber qué tipo de producto está comprando o qué tipo de confección.

 

La moda es realmente tu dominio. ¿Siempre te ha conmovido esta pasión?

No, vino con el tiempo. En realidad, en todas las familias, siempre hay alguien que cose y hay máquinas de coser en todas las casas. Mi mama tiene una máquina de coser y cosía, mis tías también. Enseñar a todas las mujeres de la familia a coser fue como una tradición. Pero a mí, nunca me llamó la atención. Yo sabía coser, me gustaba hacerle algunas cosas a mis amigas. Pero yo sabía que no quería estudiar eso.

Cuando viajé a Argentina, vine para estudiar danza clásica, pero habían cerrado las inscripciones de la universidad de artes y mi papá no quería que yo me quedara acá sin estudiar. Una compañera en el edificio donde vivía, una amiga de Ecuador,  me dijo que estaban abriendo las inscripciones en la universidad de Belgrano para Diseño que si la acompañaba a la charla. Y me dije a mí misma “sí, es buenísimo, voy a estudiar eso así mi papá me deja en paz.” Fue por accidente en realidad. Y terminé haciendo lo que me apasiona. Yo creo en Dios y creo que cuando Dios tiene un propósito, todo sigue el camino para cumplirlo.

 

¿Cuáles son tus ambiciones, tu próxima meta para los próximos años?

El principal propósito que tenemos es crecer, seguir generando un ecosistema de coworking especializado en el diseño, la producción textil y la moda, para que la gente tenga su oficina y una tienda física. El espacio de producción tiene que estar al lado de la tienda física para que la gente entiende de donde salen todos estos productos que también pueden comprar. Porque muchos ya me piden los productos del espacio. También quiero que la gente vea, conozca, y aprenda acerca la cantidad de trabajo que hay detrás de una prenda. Porque hay máquinas, pero también personas que hacen el 70% del trabajo, y la gente no se imagina eso. Así que lo importante es compartir este ecosistema que deseo generar y crear una concientización del valor de las prendas y del valor que tienen los productos hechos por personas. Es por lo que estoy trabajando hoy en día.

Acompañar al emprendedor es importante para mí porque la mayoría del tiempo, el emprendedor tiene miedo de vender sus productos en su casa, el alquiler es carísimo, así que queremos crear un espacio donde se puede producir y vender. Queremos acompañarle en todo el proceso, que incluya también al e-commerce. Obviamente sueño con espacios como WeWork, por todo el mundo y creo que vamos a alcanzarlo, pero quiero ir paso a paso. Yo tengo cuidado porque trabajo mucho con mi marca y mi proyecto, se lo que es estar 14 y 17 horas en la máquina, fui conociendo en el hacer todo el sector.

Pero en el crecimiento no me interesa exponer el proyecto a una inyección de algo que no va a beneficiarlo porque hay otro propósito más grande. Yo por lo menos, no busco solamente plata, busco que la gente que me acompañe sea gente con principios y valores.

 

¿Qué pensás del emprendimiento en Buenos Aires?

Pienso que hay toda una movida de emprendimiento enorme. Me parece muy positivo porque creo que como emprendedores, estamos generando formas más eficientes y productivas de hacer las cosas y es de hecho lo que el planeta necesita. Veo que casi todos los emprendedores trabajan con la tecnología y pienso que está bien, pero el 50% de la aplicación son las personas y primero hay que resolver el cotidiano después aplicar tecnología. Me parece que es buenísimo porque Buenos Aires es una ciudad que brinda un montón de oportunidades a los emprendedores (financiamiento, cursos, capacitaciones, asesorías …). Es una ciudad en un país que invita a la gente a emprender y creer en sus sueños. Creo que es uno de los únicos países que invierte tanto en emprendimiento.

 

¿Qué consejo le darías a nuestra comunidad de emprendedores, o de gente que tiene ganas de emprender?

Creer en sus sueños. Deseo que la gente se despierte un día dejando absolutamente todo lo que lo hace infeliz, y realizar un acto máximo de Fe. Porque más que visión, más que trabajo, más que ambición y un plan de negocio, lo que debe tener un emprendedor es Fe. La Fe es lo que en realidad puede mover montañas y hacer que uno mismo se de cuenta del poder que tiene para cumplir ese sueño. Cuando comienzas un proyecto, no sabés lo que va a suceder. Pero la fe es lo que tenés en tu corazón y te da confianza, fuerza, guia. Creo que ese sería mi consejo más importante. Además, pienso que todos los emprendedores deben estar pensando en cosas que mejoren la vida de los demás. Obviamente la economía es importante, el dinero, que sea sostenible.  Pero si uno empieza un proyecto que va a mejorar la vida del otro, el dinero llega de una manera muy fácil. Lo importante es no simplemente crear emprendimientos por crearlos, crear proyectos por crearlos. Así que bueno, mucha fe, mucha pasión y mucho darle al otro.

 

¿Te gustaría compartir alguna cosa más con nuestra comunidad para concluir?

Sí, queremos que la gente entienda que es un espacio donde los emprendedores pueden venir a hacer sus cosas. O sea, que vengan a vivir la experiencia del coworking textil: lo que es tener las máquinas, tener la mesa, tener los utensilios, todo disponible para que puedan hacer sus productos. No sólo nosotros lo podemos hacer, ellos también lo pueden hacer: los estudiantes de moda, diseñadores, y emprendedores.

 

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Ethel Gosset

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