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Patricio Jutard y varios colegas se agarraban la cabeza por los problemas con los que tropezaban al trabajar desde Buenos Aires en el desarrollo de videojuegos para Disney. Resultaba difícil comunicarse con sus pares estadounidenses en la fase de ideación de los proyectos. Las videoconferencias y los correos electrónicos eran demasiado engorrosos.

Finalmente diseñaron una suerte de muro donde colgar cualquier tipo de contenido digital que puede ser visto y editado simultáneamente por varias personas desde distintas partes del mundo. En esa cartelera cabe todo: mensajes escritos, imágenes, documentos, audios, flechas y otros símbolos, los mismos que se pondrían en un post-it.

Así nació Mural.ly, un muro digital con mensajes e indicaciones como las que pueden colgarse en la cartelera de la oficina o en la heladera de casa para organizar las tareas del día, que es una de las tantas empresas “startups” que se están expandiendo al aprovechar las ventajas comparativas que ofrece Buenos Aires, con su abundancia de talento de ingenieros y diseñadores, el espíritu emprendedor de su gente y costos competitivos.

 

Entre el 2011 y el 2014 se registraron 484 de estas compañías, la mayoría de ellas en Buenos Aires, según el sitio “Angel List”. De ese total, 158, o el 32% del total, datan de 2014, en comparación con las 81 que se anotaron en 2012. Sin embargo, hay centenares más que no aparecen en ningún registro, de acuerdo con Lisa Besserman, una estadounidense radicada en esta capital que fundó “Start Up Buenos Aires”, la cual creó una comunidad de emprendedores a la que suministra las herramientas necesarias para conectarse entre sí o con inversores.

Besserman dijo a la Associated Press que la reciente proliferación de startups se debe a que “más compañías del exterior empezaron a ver a este país como un destino para la subcontratación o tercerización y la innovación”.

“La gente es lo mejor; hay muy buenos ingenieros y diseñadores que entienden bien inglés y también saben de producto y de negocios”, declaró a la AP Jutard, de 33 años y uno de los fundadores en 2012 de Mural.ly, empresa que cuenta hoy con unos 600.000 usuarios en más de 200 países a los que asesora en el diseño de proyectos o en análisis estratégicos.

Según Jutard, en Estados Unidos “tienen talento, pero también tienen a los Facebook, a los Google, que hacen casi imposible a una startup conseguir el armado de un buen equipo” porque acaparan los mejores profesionales.

Las startups son empresas recientes y de pequeña dimensión, muchas de ellas relacionadas con las nuevas tecnologías, que deben “resolver un problema relevante de manera que proporcione un valor diferencial a un número grande de clientes”, dijo a The Associated Press Arturo Torres, a cargo de NXTPLabs, una “aceleradora” o fondo que consigue inversiones individuales e institucionales para estas iniciativas.

Los emprendedores dicen sentirse con pista libre para crecer en Argentina y luego lanzarse al exterior, pese a una economía que se ha deteriorado en los últimos años, una inflación de al menos 30% anual, importaciones restringidas y la falta de crédito. Depende de cómo se lo mire, la situación económica puede ser una traba o un incentivo.

“Los problemas económicos me empujaron a crear mi emprendimiento; tengo 33 años y me comí varias crisis… Si tengo que esperar a que me resuelvan la vida para arriesgarme y hacer algo estoy frito”, dijo a la AP Rodrigo Pérez Weiss, fundador de “3D Lab Fab & Café”, donde se brindan distintos servicios con impresoras en tres dimensiones, como la elaboración de prótesis dentales o craneales a partir de tomografías computadas.

Desde 2013 ofrece sus servicios con una decena de impresoras en tres dimensiones mientras se disfruta de un café.

Este café temático es un centro de reunión de la comunidad emprendedora en un sector del barrio porteño de Palermo que ha sido bautizado como “Palermo Valley”, en referencia a Sillicon Valley, en California.

Jutard y otros emprendedores coinciden en que una ventaja comparativa es la posibilidad de “montar un negocio global vendiendo al mundo entero pero desde la base de operaciones en Buenos Aires”.

Mural.ly, con unos 10 empleados en Buenos Aires, donde tiene su oficina de operaciones, y su sede comercial en Estados Unidos, país en el que sumó muchos clientes, tiene costos locales que “están dentro de los 30.000 dólares mensuales” entre sueldos, alquiler de oficina, mantenimientos e impuestos. “Respecto a Estados Unidos, acá puede llegar a ser hasta cuatro veces más barato y encima la gente es muy buena en software”, señaló Jutard.

La capital argentina “se va a convertir en el próximo centro global de startups”, aseguró Besserman.

En Argentina la obtención de crédito es difícil. Los fondos de las startups provienen principalmente de ahorros privados, inversores institucionales o a través de las aceleradoras, que brindan dinero, asesoramiento legal, capacitación y oficinas para que la empresa se desarrolle a cambio de un porcentaje del negocio.

Además, atentos al potencial de estas empresas los gobiernos nacional y capitalino han incrementado programas de financiamiento en colaboración con los privados y apoyan los eventos en los que se promociona el ecosistema emprendedor.

Una ventaja comparativa es el mercado cambiario. El dólar oficial estaba en torno a 8,60 pesos, mientras que el que se vende en el circuito ilegal se cotizaba por encima de los 13 pesos a mediados de enero.

Pérez Weiss, el fundador de “3D Lab Fab & Café”, se topó hace un tiempo con una política gubernamental de restricción de las importaciones que buscaba limitar la salida de dólares del país, la cual le obligó a rebuscárselas y completar con varias máquinas de sello nacional los servicios que suministraba con algunas pocas importadas. “El producto final es muy parecido y el costo es más barato”, señaló.

En el café temático se fabrican objetos digitales, se venden máquinas e insumos y se brinda servicio técnico. “Hacemos todo tipo de objetos en plástico y resina, decorativos, médicos, industriales, cualquier cosa”. El joven emprendedor abrió un local en México y otro en Paraguay.

“3D Lab Fab & Café” donó en Argentina prótesis de manos para cuatro niños que nacieron con malformaciones o sufrieron amputaciones. Según Pérez Weis, en Estados Unidos una prótesis algo más sofisticada vale 40.000 dólares y en su local unos 2.000 pesos (235 dólares).

Otro reconocido emprendimiento es CookApp, que conecta a clientes con apetito y ganas de conocer gente con chefs amateurs que reciben a los comensales en sus domicilios, donde les cocinan los menús. La empresa cuenta con cocineros en Buenos Aires, Nueva York y San Francisco.

En tanto Satellogic desarrolla tecnología espacial y puso en órbita el primer nanosatélite de la historia argentina: Capitán Beto, de dos kilos de peso, que fue financiado por entidades estatales y lanzado desde China. El segundo fue “Manolito”.

Por su parte, Zolvers se especializa en encontrar gente de confianza para resolver un problema de plomería, hacer instalaciones eléctricas o limpiar el hogar.

Algunas startups argentinas han llegado muy lejos. MercadoLibre es considerada la tienda web de productos y servicios más grande de la región por volumen de facturación, que desde 2007 cotiza en el Nasdaq.

Recientemente compañías del portfolio de la aceleradora NXTPLabs juegan en las grandes ligas. SinImanes, sitio para realizar online pedidos de comida con servicios en Argentina, Chile y México, fue adquirida por el gigante Delivery Hero, con sede en Berlín.

 

http://bit.ly/1AyEW2E

James

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